Escapada Playa Binidalí

Playa de la que, por suerte y por desgracia, se habla muy poco a las guías. Por un lado, esto ayuda a que no sea muy frecuentada por el turismo, lo cual es una suerte. Por el otro, al ser tan poco conocida, hay menos gente que la puede disfrutar.

Antes de llegar al parking, recomiendo ir al mirador que hay en el peñasco que cierra la cala desde poniente. Hay vistas maravillosas de una parte de la costa sur y de la minúscula cala de Binidalí.

Desde aquí arriba, podréis ser conscientes del fantástico color azul turquesa de su agua y del blanco de la arena que os esperan abajo.

Cuando estéis en la misma playa, tendréis la sensación de que es más pequeña de cómo lo habéis visto desde arriba. Su forma de "L" hace que, desde abajo, se pierda visibilidad de la misma. Si se tiene ganas, recomiendo caminar por las rocas de la izquierda para poder ver la salida a mar abierto.

Hay una casita, más o menos a la mitad de la cala, que me tiene el corazón robado. Ella disfruta, en silencio, del fantástico paisaje.

Es importante que os llevéis comida y bebida. Esta playa no dispone de ningún servicio.

Id un día que sople viento de norte, así encontraréis el agua limpia y plana.

Es un pequeño secreto de la isla.

Se puede hacer lo largo que uno quiera.

Es una playa perfecta para niños porque es muy pequeña y muy poco profunda.

Sin problemas.