Restaurante “Café Murada”

Me llevé una sorpresa fantástica en Palma. Había oído hablar de la parte histórica y de su Catedral, pero caminarla y vivirla en primera persona es otra cosa. Se respira historia en cada esquina. Lo más chulo es que el turismo se ubica en otros emplazamientos. La parte antigua de la ciudad no es demasiado frecuentada y, menos, de noche. Cosa que yo, personalmente, agradezco.

Y caminando tranquilamente por sus calles me llevaron a este rincón. El "Café Murada" es un restaurante italiano que está ubicado en un palacete de la muralla de Palma. La reforma la llevó a cabo el arquitecto mallorquín Gabriel Alomar.

Una de las cosas que más me gusta es su ubicación. Está en el Passeig Dalt Murada que es un paseo peatonal que vale la pena caminar. Comienza a la magnífica Catedral de Palma y termina en una especie de mirador que regala unas vistas fantásticas a la bahía de Palma.

El local es pequeño y tiene mucho encanto. Han aprovechado la arcada de piedra, apoyada sobre columnas, para marcar el doble nivel. De verdad que el lugar es monísimo y tiene un ambiente acogedor chulísimo.

Afuera, en el mismo paseo, han colocado mesas pequeñas con velas. Hay muy pocas; eso significa que si queréis cenar fuera en verano mejor reservar mesa previamente.

Tipo: cocina italiana. El chef cocina con productos originales Ballarini de Italia. Una de sus especialidades es el Tzigoiner, que es una brocheta de ternera con bacon servida sobre una barquilla de patatas. Yo no la probé, pero promete. Comí pasta fresca que estaba deliciosa.

Muy buena relación calidad-precio en un entorno impagable.

Valoració: 7,5
Precio: Bajo. Hasta 25€