Escapada Arsèguel

Arsèguel es una de las puertas de entrada más bonitas al Parque Natural del Cadí-Moixeró.

El pueblo data del año 996 y eso se ve en la arquitectura de las casas que son básicamente de piedra y madera con cubiertas de teja árabe. Las calles son muy pequeñas, empedradas y con un encanto especial. Las paredes son de piedra caliza con una tonalidad rojiza. El pueblo tiene mucho encanto, pero lo que más me cautivó fueron los balcones de madera. Le dan un carácter interesante y diferente.

La iglesia románica que hay en la entrada del pueblo y que data del siglo XVIII sorprende mucho por las dimensiones de la misma y porque está alejada y separada del centro por la carretera. Ha perdido el ábside, pero conserva las capillas laterales. Es curiosa.

El pueblo se caracteriza por el silencio y la tranquilidad. Hay que pasear por las pequeñas calles y disfrutar del paisaje. La calle de la Font Vella regala una de las mejores vistas del río y del Cadí.

Antes de llegar al pueblo, hay una fábrica tradicional de lanas que funciona con energía hidráulica. Tiene una hiladora del s. XVIII donde todavía se confeccionan patucos y mantas de pastor. Está situada en el puente de Arsèguel y es de merecida visita.

El último fin de semana de Julio se celebra el encuentro de los Acordeonistas del Pirineo, un tradicional encuentro con grupos que vienen de todo el mundo. Es el festival de música más antiguo de Cataluña que data de 1974. Es justamente por eso que hay que aprovechar la visita para entrar en el museo del Acordeón. Aunque hoy en día es conocido por este importante evento musical, el barroco lo fue para la familia Cadell, conocida por sus actos bandoleros en la zona.

Otro atractivo del municipio es poder recorrer una de las muchas rutas de senderismo que salen y/o pasan por el pueblo. Uno de los más famosos es el tramo del Camino de Santiago que cruza el término.

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La visita al pueblo puede ser lo larga que uno quiera. El pueblo en sí se puede ver en un día.

Sin problema.

Sin problema.