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Escapada Bahia de Halong


Escapada Bahia de Halong

Acceso

Se accede en coche (aprox 2 horas) desde Hanoi hasta Dao Tuan Chau. De aquí salen los barcos.



Bahia de Halong (Vietnam)
Telf: (+84) 203 384 2368
E-mail: info@paradisecruise.com
Web: https://www.paradisecruise.com/

Impresionante. Es uno de los paisaje más bonitos que he visto nunca.

Es el típico destino conocido por todos y, porque no decirlo, un poco masificado. Pero os aseguro que la visita merece la pena.

La bahía de Halong es un entrante del Golfo de Tonkín situado 170km al este de Hanoi. Está ubicado en el noreste de Vietnam y muy cerca de la frontera con China. Hay 1.969 islas monolíticas repartidas en 1.500 km². Fue declarada Patrimonio Mundial por la Unesco en 1994. Me pareció poco reconocimiento. Es maravilloso!

Las opciones para explorar la bahía son diversas. Como siempre, todo depende del presupuesto. Escoged la empresa que más os convenza (hay muchas), pero lo que es innegociable es dormir en el barco. Despertar en medio de aquel paisaje tan majestuoso es indescriptible.

Escogí "Paradise". Se hace el check in en las instalaciones ubicadas en Dao Tuan Chau. Son fantásticas. Pude disfrutar de un delicioso zumo de frutas natural mientras contemplaba el barco, cómodamente, desde un sofá. Somos tres personas y hemos alquilado un "Paradise Privilege" en exclusividad.

Sólo subir al barco, nos hicieron un tour rápido obsequiándonos, al mismo tiempo, con otro zumo de frutas. La tripulación es muy amable. Las habitaciones son amplias, están nuevas y muy limpias. Todos son geniales, pero hay una que destaca respecto a las otras. Es mucho más lujosa. El comedor interior ya tiene la mesa a punto para la comida con manteles de hilo y copas de vidrio finas y alargadas.

En pocos minutos, el barco se empezó mover. Mientras nos íbamos alejando del puerto, la tripulación acababa de preparar la comida. Llevaban bandejas de marisco de la cocina a la mesa y botellas de vino para un regimiento. Es un momento de doble emoción. Por un lado, la comida tiene una pinta exquisita; por el otro, las vistas fuera son de infarto.

El paisaje es fantástico. Poco a poco nos acercábamos hacia las imponentes rocas altísimas hasta terminar completamente rodeados por ellas. Son enormes; pero una de las cosas que más me impresionó es la frondosidad de la vegetación que nace y crece en la misma roca. El silencio  todavía le da más encanto en el escenario.

Hay mucho tráfico de barcos y, en cambio, la sensación de tranquilidad es inmensa. Sinceramente, hubiera eliminado todos los barcos grandes llenos de turistas y hubiera dejado sólo las minúsculas barquitas de la gente local que van trampeando las islas gigantes. Algunas buscan precisamente los barcos grandes para vender pescado fresco o alguna chocolatina; otros, en cambio, están pescando la comida o la venta del día.

En pocos minutos, el barco se detiene en medio de la bahía y se acerca un barquito pequeñito que nos recoge para hacer la visita al pueblo de pescadores flotante más grande de la zona. Se llama "Cua Van", tiene unas 180 casas flotantes y una población de más de 700 personas. Son tan conscientes de la importancia de evitar la polución del agua que cada día hacen un recorrido con sus barcas para limpiar la basura que encuentran flotando. Me pareció fascinante ver cómo han sido capaces de construir sus casas sobre el agua. Algunos viven en los mismos barcos que utilizan como casa y como herramienta de trabajo al mismo tiempo. Me encantó hacer el recorrido viendo su vida cotidiana de cerca. Viven del turismo y de la pesca. Son consciente de ello y por eso cuidan tanto ambos.

Nos hicieron volver a subir al barco grande y fuimos navegar una hora más entre rocas. Cuando se empezó a hacer de noche, hicimos una excursión con kayaks. Pasamos por una especie de cueva hasta llegar a una bahía pequeña donde, supuestamente, hay unos monos que gritan mucho. Fuimos demasiado tarde. Ya no había luz y no vimos ni oímos nada. Eso sí... nos bañamos de noche!

Sin haber digerido todo lo que hemos visto, nos llevan a la cocina para darnos una una clase de gastronomía vietnamita que rematamos con una cena en la cubierta del barco. Fue una noche muy especial. Recuerdo mucha oscuridad y un silencio que daba miedo. Cuando el vinito ya había hecho de las suyas y justo estábamos en un momento de charla divertida, el capitán sube para pedirnos que no nos cerremos con llave en los camarotes porque había un pequeño riesgo de Tsunami. En caso de emergencia, necesitarían poder acceder para rescatarnos! Como era de esperar, me desapareció la tontería de golpe y no dormí ni un minuto.

Al día siguiente empezamos el día con una clase de Tai-Chi en la cubierta y con las mismas vistas de infarto. Justo después del desayuno ya nos fuimos a visitar la cueva "Sung Sot (Surprise)". Fue descubierta por los franceses en 1901. Originalmente fue llamada "Grotte des Surprises". Es una experiencia brutal tras el fuerte ascenso (con sólo 50 escalones). Ocupa 10.000 m² y consta de dos cámaras. La primera cámara se conoce como la sala de espera y tiene 30 metros de altura. Es la entrada a la segunda cámara (o la cueva sorpresa) llena de estalactitas, estalagmitas y columnas formadas durante millones de años. El acceso de la primera a la segunda es un paso muy estrecho que obliga a pasar de perfil en algunos momentos.

Al salir de la cueva se disfruta de unas vistas brutales. Éste es uno de los últimos regalos que tuve antes de volver hacia el punto de salida.

El servicio del barco es exquisito y la comida de primera calidad. Recomiendo muchísimo el "Paradise Privilege" para hacer esta excursión. Para mí, es, sin duda, una de las mejores que he hecho y que haré nunca.

Sensacional.

Duración:

Hay excursiones de todo tipo y con muchas empresas diferentes.
Recomiendo pasar una noche en la bahía. Yo cogí la excursión de dos días y una noche y fue acertadísimo.


Niños

Sin problema.


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