Hotel “La Garriga de Castelladral”

Siempre me ha encantado saber la historia de los lugares que visito y, sobretodo, conocer quién hay detrás de cada uno de los proyectos.

En este caso, tengo que decir que "La Garriga de Castelladral" cumple con todos los requisitos de lugar fascinante: tiene un pasado exitoso en producción vinícola y de aceite y, actualmente, lo lleva una familia encantadora ... genial!

El camino de entrada es fantástico... se va abriendo paso por el medio del bosque, sin llegar a ver la casa en ningún momento. Finalmente, una edificación del siglo XV, impecablemente restaurada, da la bienvenida de forma majestuosa.

Es elegante y sobria. Impone. La reforma está hecha con un gusto exquisito; pero lo que más me gustó es que han respetado mucho los materiales y objetos tanto de la época del vino como del aceite. En sus instalaciones se encuentran tinas, botas, el molino y prensas conviviendo con una armonía envidiable con el resto de la casa.

Las habitaciones son súper amplias, equipadas con todas las comodidades. 14 habitaciones que son únicas y diferentes. Todas con vistas a la naturaleza y donde se ha contado con la colaboración de artesanos y artistas locales. 8 de ellas están ubicadas en el edificio principal, las otras 6 están en una construcción independiente completamente integrada en la naturaleza.

La "era" es un espacio abierto de 400 m2 aprox. con mucha sensación de amplitud y donde hay las mejores vistas de Montserrat. Al lado mismo está el "paller" que, actualmente, hace las funciones de restaurante. Pequeñito e íntimo; con vistas hacia la "era". Muy cerca está la piscina, un poco escondida para poder disfrutar de cierta intimidad.

La sala Trull me robó el corazón. Es el actual salón de la casa y donde se producía el aceite antiguamente. El molino, la prensa, la chimenea, los sofás, las vigas de madera, el silencio... este rinconcito es especial!

La biblioteca está llena de libros y tiene una mesa bastante grande. Está perfectamente preparada para reuniones de empresa.

La zona del SPA ofrece: piscina jacuzzi, sauna, baño de vapor y cascadas de agua dentro de una tina de vino. Pero su valor añadido es un hecho claramente diferenciador respecto otros hoteles: la reserva del jacuzzi es por horas y habitación. Es decir, puedes disfrutar de él con la privacidad que se merece, sin tener que compartirlo con desconocidos.

Hay una pequeña capilla monísima, una zona habilitada en el bosque y la sala "Piano" para organizar bodas.

La cena está formada por dos menús (a escoger): el normal (3 platos y postre) o el ligero (2 platos y postre). Todos los platos son cocinados a base de productos de proximidad por el chef Albert Lopez. El desayuno me dio mucha pena que terminara... fruta impecablemente colocada, una mesa con embutidos de la zona, pan recién hecho, frutos secos y un plato con pastas caseras! Los croissants de chocolate y la tarta de plátano casi me hacen llorar.

Es necesario que diga algo de la familia que hay detrás? No creo. Basta con mirar la cara de satisfacción de los clientes para darse cuenta de que ellos ponen cuerpo y alma en este sueño que han hecho realidad.

Forma parte de la selecta colección de hoteles "Petits Grans Hoteles de Catalunya".