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Escapada Antigua


Escapada Antigua

Acceso

Se accede por carretera desde Ciudad de Guatemala. La carretera tiene curvas, pero está en buen estado. El trayecto no llega a una hora.



Antigua (Guatemala)

A Guatemala le tenía unas ganas especiales. Mi madre y mis abuelos siempre me habían hablado muy bien. Ellos son mis referentes en temas de viajes. Tenemos gustos similares y que me recomendaran este país con tanto énfasis, me despertaba una curiosidad importante.

Tuve la suerte de visitarlo de la mano de una familia guatemalteca que me acogieron y me cuidaron de forma espectacular. Viví en su casa durante dos semanas. Hice la vida diaria con ellos en Ciudad de Guatemala y también me llevaron a Antigua, Tikal, Yatxa, Flores, Atitlan y Chichicastenango. Fue un viaje maravilloso y estoy encantada de iniciar las publicaciones de este país con Antigua.

Lo primero que hicimos sólo llegar a Antigua fue ir al hotel "Casa Santo Domingo" a hacer el check in y a dejar las maletas. No es económico; pero es tan especial! Es un antiguo convento restaurado. En el siglo XVII el Convento de Santo Domingo era uno de los más grandes de América; pero en el 1773 el terremoto de Santa Marta lo destrozó prácticamente todo. Aluciné cuando me explicaron que la recuperación del Convento y del Temple no se llevó a cabo hasta 1989... hace relativamente poco! El hotel me encantó en general, pero si tengo que escoger algo, me quedo con los exteriores. Los jardines son exuberantes. Los soportales de madera y piedra tienen un encanto que cautiva. Allí donde mires, todo está muy cuidado. La parte más impresionante es la del Templo; medio restaurado, medio destrozado. Brutal!

Antigua es pequeña. Recomiendo caminarla. La ciudad está viva. En cada esquina pasa algo y lo chulo es no perderse nada. Caminando hay tiempo para vivir y ver. Las casitas son todas de una sola planta y la mayoría están pintadas de colores. Todo el mundo, de un modo u otro, intenta vender algo. Hay quien lo hace en pequeñas tiendas y hay quien improvisa la parada en medio de la acera; la cuestión es vender.

Caminando fue como descubrimos el "Bistrot Cinq". Es un restaurante acogedor y tranquilo. Ellos son muy amables y comí bastante bien: burrata con tomates variados y un lenguado con espinacas y salsa de limón delicioso. Fue un buen lugar para recuperar fuerzas para seguir caminando.

Muy cerca está la confitería "Doña María Gordillo". Tiene más de 100 años de historia y lo más típico es comprar en ella "canillitas". Sólo para ver la tienda, ya merece la pena la visita. Allí dentro tuve la sensación de que se había detenido el tiempo.

De visita obligada es el Parque Central (Plaza Mayor). Es el centro neurálgico de la ciudad. Aquí es donde se cuece todo y donde está ubicado el Ayuntamiento, la antigua Catedral, el Palacio de los Capitanes Generales y unas cuantas cafeterías llenas de gente. Salvo un par de turistas que estaban descansando en un banco en medio de la plaza, el resto es gente local que transporta productos arriba y abajo.

Desde la misma plaza, hay que tomar la 5ª Avenida Norte para llegar al tan conocido Arco de Santa Catalina. Fecha de 1600 y me atrevo a decir que es uno de los lugares más fotografiados de Guatemala. La verdad es que la calle de adoquines con las casas pequeñas de colores y el arco amarillo impecablemente pintado, le da un carácter que enamora. Una de las cosas que más me sorprendió es que todo el mundo se desplaza (nadie está quieto), pero no respiré estrés. Los movimientos son lentos.

De Guatemala me llevo un recuerdo que nunca olvidaré. Aquí vi mi primer (y de momento, único) volcán activo. El Volcán de Fuego me regaló un día de imágenes fantásticas (el resto de días se volvió a dormir). Era la cuarta erupción del año (previamente dejó cientos de muertos) y sólo provocó una enorme columna de ceniza. Menos mal que estaba en la distancia, porque impresiona bastante. Estoy contenta porque lo pude ver; pero a la vez me cancelaron un trekking que tenía planificado al mismo volcán... tendré que volver! ;-)

El Convento de las Capuchinas, originalmente llamada "Convento e Iglesia de Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza" fecha del siglo XVIII y tiene un encanto especial. Es pequeño y está en una esquina, pero se hace mirar. Vale la pena entrar y hacer la visita completa. Es precioso. Está cuidado, pero no impecable. Tiene un punto rústico que le da un encanto especial. Lo mejor es el claustro, que hay que visitarlo desde abajo y desde arriba.

La siguiente parada es una de las que más me gustó: El Carmen. Es una iglesia católica que se destrozó prácticamente toda durante el terremoto de Santa Marta; pero la fachada quedó en buen estado y desde entonces siempre ha sido admirada. Al lado mismo, los domingos abren el Mercado de Artesanías El Carmen. Para mí, fue una perdición. Compré un suéter, unas zapatillas y un pesebre. Todo hecho a mano.

Nadie se puede perder los pasteles y batidos del "Café Condesa" de la Plaza Mayor. Yo me bebí un batido gigante de fresa recién hecho que era para llorar de lo bueno que estaba.

No la tenía ubicada en el mapa y ni siquiera sabía que existía; pero gracias a mis amigos conocí la iglesia de La Merced. Impone. Es grande y está impecablemente cuidada. La fachada principal es preciosa. Está pintada de amarillo y blanco; lo que le da un aire colonial muy auténtico. No pude entrar porque (me pasa a menudo) la encontré cerrada. Fecha de 1767, es de estilo ultrabarroco guatemalteco y tiene dos campanarios.

No podía marchar de Antigua sin visitar la "Posada del Angel". Era el hotel donde se alojaron mis abuelos y mi madre en 1998. Es un hotel boutique de 7 habitaciones. Pequeño y monísimo a la vez. Muy rústico e impecable. Entré a chafardear y les hizo ilusión cuando les expliqué la historia.

La última visita fue al "Convento de Santa Clara". Comenzó con 5 religiosas y una novicia; pero, poco a poco, fueron aumentando. Fue aquí donde estuvieron las Clarisas instaladas durante años. El terremoto de San Miguel de 1717 destrozó el techo del convento. Las religiosas tuvieron que marchar durante los 26 años que duraron las reparaciones. En el 1.734 se inaugura el nuevo convento; pero con los terremotos posteriores (1773 y 1874) el convento quedó completamente en ruinas y así continúa a día de hoy. La historia me impactó.

En 1979 la UNESCO declaró a la ciudad colonial de Antigua, Patrimonio Cultural de la Humanidad y no me extraña. Es preciosa y tiene un encanto que atrapa.

Duración:

Un fin de semana es suficiente para ver la ciudad.
Si se quiere hacer trekking en algún volcán, recomiendo coger un día más.


Niños

Sin problema.


Animales

Sin problema.


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