Escapada Gruyères

Gruyères es mundialmente conocida por su producción de quesos; pero su historia se remonta a la Edad Media. Tiene aproximadamente 800 años, un castillo (uno de los más imponentes de Suiza) y tres museos (entre ellos, uno Tibetano)... no es poco para lo pequeño que es!

Es un pueblo encantador. Está ubicado en una colina con vistas al valle; de hecho, desde las murallas, se llega a ver el Broc y el lago de Gruyères. Sus casas medievales y la única calle que hay (que a la vez es una plaza alargada) están protegidas por las torres. Todo está muy bien cuidado y conservado.

Caminad, sin prisa, por las calles de adoquines. Evitad los libros-guía y los mapas. No son necesarios. Concentraros en el que es considerado uno de los pueblos más bellos de Suiza. Sólo observad: las casitas con sus balcones llenos de flores de color rojo, ni un papel en el suelo, las casas en perfecto estado, las tiendas súper bien puestas. Es como si uno se convirtiera en el protagonista de algún cuento.

Recomiendo evitar la temporada alta (pleno Agosto), pues llegan muchos autobuses y cientos de turistas hacen que el pueblo pierda encanto. Pero sí es aconsejable visitarlo durante el verano. La luz y el sol lo hacen especialmente bonito.

Con la reputación que tienen sus quesos, es casi un pecado irse del pueblo sin comer una fondue o una raclette.

Lo que más me impactó es el silencio y la tranquilidad que se respira.

Me encanta.

La visita se puede hacer en una mañana.

Sin problema.

Sin problema.